Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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lunes, 28 de febrero de 2011

Nace Calle 35


Con el referente de los fotógrafos de calle clásicos y grupos como In-Public o Second2real, nace Calle 35, el primer grupo de fotógrafos de calle de habla hispana.
Calle 35 es un colectivo cuya finalidad es divulgar y disfrutar la fotografía de calle.
Formado inicialmente por Carlos Prieto, Rafa Pérez, Domingo Venero Barberán, Marcelo Caballero y Rafa Badia, este colectivo con base de operaciones en Barcelona está abierto a nuevas incorporaciones y miradas.
La voluntad de los fundadores es ofrecer espacio a quienes disfruten con la práctica de la foto urbana como forma de expresión estética y testimonio documental de una época. También como una pacífica y lúdica reivindicación de la vía pública como espacio social perteneciente a la ciudadanía. Hemos creado una página web con galerías de imágenes, y tenemos previsto realizar charlas y conferencias para dar a conocer el trabajo de maestros de la street photography; desarrollar proyectos fotográficos en colectivo y, a medio plazo, realizar exposiciones y editar publicaciones con imágenes de nuevos autores. Se pretende, además, ofrecer una perspectiva diferente a la de la órbita anglosajona, apostando por la visión propia de los fotógrafos del sur de Europa y América Latina.
Podéis ver las galerías de Calle 35 en nuestra nueva web y estar informados de todo lo que acontece en el colectivo en el blog, en la página de Calle 35 en Facebook y en nuestra cuenta de Twiter.

viernes, 25 de febrero de 2011

Una tarde con una familia de artesanos en Srinagar

“Pobre este pueblo normal y apacible
atrapado entre la pared rocosa de India
y la aridez de Pakistán”
Salman Rushdie. Escritor indio

Lago Dal - Srinagar - Cachemira
Al entrar a la casa de la familia Ahad Bhat –enclavada en los jardines flotantes del lago Dal de Srinagar- este narrador no puede creer lo que sus ojos ven: dispersadas por toda la habitación alfombras de todos los tamaños, telares multicolores y hermosos shawls.
Mientras preparan un delicioso té kashmirí, Alí, padre de seis hijos, me cuenta que esta finísima familia de artesanos pertenece a un linaje familiar que se remonta a 10 generaciones atrás dedicadas a esta exclusiva actividad de tejer con lana, pashmina y shahtoosh en el valle de Cachemira.
Entretanto su esposa, un tanto tímida pero con un dejo natural de orgullo, me muestra los diferentes dibujos que confeccionaron para ilustrar las alfombras. “Las técnicas de bordado, el material (en general lanas de diversas texturas) son exclusividad de Cachemira. Es mentira que sean originarias de Persia. Te lo dice alguien que sabe” señala altivo Alí.
“En la actualidad sólo confeccionamos alfombras a pedido para clientes de Japón, EEUU y varios países europeos –prosigue Alí – porque no tenemos tantos clientes como antes debido a la inestabilidad política y los conflictos”.
Muchos siglos atrás los conquistadores musulmanes explotaron las riquezas lanares del valle y sentaron las bases de la confección de las famosas alfombras, codiciadas en todo el mundo.
Los seis hijos de la pareja desde pequeños se familiarizaron con el arte del tejer. Algunos como los varones salen todas las mañanas en sus shikaras a vender sus productos y, en muchos casos, los resultado no son los soñados. Cachemira no es aún una plaza muy segura para el turismo convencional. Los conflictos y la tensión se suceden invariables por toda la región desde la separación de Pakistán e India en 1947.


Artesanos - Srinagar - Cachemira

Mientras Alí muestra sus shawls ("chal" en castellano), todos diferentes, de distintos colores; el narrador queda absorto ante tanta belleza y imagina como luciría sobre los hombros de cualquier mujer del mundo occidental.
Para confeccionarlo tardan como mínimo un mes (seis horas de trabajo diario) y, para los bordados más complejos, hasta seis meses.
Una de sus hijas explica que, en general, primero se confecciona el shawl con 100% de lana de oveja de la región, luego sobre su superficie se dibujan las clásicas flores (inspiradas en las plantas que adornan en verano kilómetros de superficie acuática con increíbles colores por todo el lago) y con hilos de seda luego se borda y se termina la pieza.
Existen distintos tipos de shawls:
- zozni (en lengua cachemirí) que consiste en bordados de flores de cuatro o cinco colores en ambos extremos de un solo lado. También están los bordados que aparecen a ambos lados de la tela y se llaman “jamawar”.
Luego aparecen los "paper maché", otra exclusividad de Cachemira. La técnica consiste en calcar las flores con un delicado papel y se le incrustan finísimos hilos brillantes y con mucha textura. 
Otros están confeccionados con flores concéntricas y se llaman “ari”. Los hombres, en general, son los que realizan estos trabajos.

Diseño de Papier Maché - Srinagar - Cachemira

Diseño de Papier Maché - Srinagar - Cachemira
Los shawls más costosos se confeccionan con pashmina ( lana de gran concentración calórica que se extrae de la barbilla de una variedad de conejo que sólo vive en la zona de Ladakh a unos 4.500metros de altura en el Himalaya indio) y se llaman "chashme bulbul".
Alí, deja reservado para lo último la frutilla del postre: los legendarios "ring shawls" y aclara que no está en venta ya que es ilegal porque la preciada lana se encuentra en zona de litigio, al norte de Srinagar, ocupada hoy por Pakistán llamada POK (Pakistan Ocupattion Kashmir). La lana en cuestión es el shahtoosh que proviene de un raro antílope que vive en las alturas himaláyicas. Aún así el cliente lo puede comprar pero sus precios son altísimos.
Si es así, el comprador debe tomar muchos recaudos al sacar dicho material del país ya que si las autoridades indias detectan el “ring shawl” en su poder puede tener condenas de un mes a un año de prisión efectiva en el país.


Nota: las imágenes de este post pertenecen al libro Kashmir del fotógrafo japonés Shinya Fujiwara, poco conocido en Occidente. Lo interesante de todo ello, es que este libro (actualmente agotado) me lo obsequió esta familia que el fotógrafo conoció en 1972. Hasta pronto!!

miércoles, 23 de febrero de 2011

Idas y venidas por los caminos del Tibet: Tercera Parte: operación retorno

Como les conté en el post anterior, Sonam Nangmo, la prima del monje tibetano, me invitó a retornar al Tibet al día siguiente.
Ella y su marido transportaban habitualmente correo y mensajería a Qamdo. Debido a ello, gozaban de cierta inmunidad y protección oficial que para mi eran grandes ventajas para pasar desapercibido. “La policía casi nunca revisa el transporte” me dijo Sonam. De esa manera, sentí que el objetivo final de arribar a Lhasa por tierra estaba mucho más cerca.
Aún era de noche cuando partimos y durante el camino me volvieron los recuerdos del reciente y duro viaje en camión.
Pero esta vez, viajaba en un cómodo 4 x 4, escuchando música, entre buenos amigos y contemplando la hermosa y fría meseta tibetana que esa noche estaba mágicamente iluminada por la luna llena.

Sonam y su marido durante un descanso del viaje - Tibet
Caminante peregrina rumbo a LhasaChina National Highway 317 - Tibet
Casi sin darme cuenta, llegamos a Jamda y cuando estábamos por dejar atrás al polvoriento pueblo, se nos cruzó en el camino, un policía chino bastante joven. Por lo visto quería hacer un rutinario control.
Rápido de reflejos se bajó el conductor, habló con él y parecía que se iba. Pero no. El chino quiso mirar el interior del vehículo. Mal presagio. Al verme, se dispararon las alarmas.
Media hora después estaba nuevamente en la misma comisaría y con los mismos y sorprendidos policías que no daban crédito de lo que ocurria.
Pero esta vez no había Maradona que me salvara. Tuve que llamar al cónsul de mi país y le expliqué que estaba detenido y sin su ayuda, no podía salir de allí. “No te hagas problema, haremos lo imposible para que quedes libre” me dijo el diplomático con la misma seguridad de siempre. 
El dueño del hotel volvió a ser el intérprete y luego de varias deliberaciones decidieron que los transportistas me llevaran a Qamdo. Allí tomarían la decisión final sobre mi situación.
Qamdo no es una ciudad cualquiera. Es la segunda base militar china más importante establecida en Tibet. Desde allí se organiza todo el control de ocupación militar. En otras palabras, estaba en la boca del lobo.
Así que apenas llegué, fui directo a la comisaria, (me despedí triste de Sonam y, hasta el día de hoy, no se si la multaron o no) y luego de varios interrogatorios, me dijeron que tenía que volver si o si a Chengdu donde me esperarían otros policías y si no pagaba el visado especial, me deportarían.
Conseguí que un bus me llevara directo a la capital de Sichuan pero tuve que esperar para ello tres días. Por suerte me dejaron "pasear" pero con vigilancia policial.
Mientras callejeaba por la ciudad,  observé que los tibetanos eran constantemente vigilados tanto dentro o fuera de los monasterios; los nómades tibetanos parecían estar temerosos de todo y algunos eran arrestados sin haber cometido ningún delito por la calle. 

Manifestante tibetano detenido por la policía - Qamdo - Tibet

Qamdo - Tibet
El viaje de retorno duró casi tres días y 1300 km. en un maloliente y destartalado bus. En Ghengdu saqué la visa especial (¡el cónsul cubrió todos los gastos!) y en avión, como todo el mundo, llegué a Lhasa.

Chengdou - China
 Si les interesa, pueden pulsar aquí par ver más fotografías de este viaje.
Muchas gracias a todos y hasta la próxima aventura!!

lunes, 21 de febrero de 2011

Idas y venidas por los caminos del Tibet. Segunda Parte: la policía china

Recuerdo que, durante la travesía, el conductor del camión, un chino nacido en Xi'an, me aconsejó que tratara de pasar desapercibido por las calles de Jamda y que me fuera lo antes posible de allí. Lo que no me dijo es porqué.
Aunque tomé muy en serio su advertencia, no me preocupé en demasía ya que lo que me había dicho el cónsul de mi pais (“no tendrás problemas”), hasta ese momento, era una información seria y de confianza.

Mujeres tibetanas en plena faena bajo el atento control de su jefe chino. Dege - Tibet
Como les dije en el anterior post, arribamos al pequeño pueblo ya entrada la noche. Y estaba tan cansado que cuando me dejaron en la puerta del hospedaje, sólo tuve fuerzas para dejar mi pasaporte al conserje e irme a una habitación. Al instante me quedé profundamente dormido con ropa y todo y sin haber comido casi nada.
Pero, la primera sorpresa ocurrió bien temprano, al día siguiente.
Alguien golpeó con fuerza a mi puerta. Y al abrir, un chino joven con disimulado nerviosismo se presentó como el dueño del hotel. Y me invitó a ir urgente a la oficina policial. “Administratives problems” me dijo.
De esa manera, la comisaría se convirtió en el foco de atención matinal de ese pueblo. A medida que me acercaba al destacamento, los pobladores se sumaban con curiosidad a la pequeña marcha y cuando llegué, me seguían decenas de personas.Parecía la entrada de un artista de cine a un set de filmación. De verdad, tuve mis 15 minutos de gloria!!.
Bromas aparte, en la oficina me esperaban 10 policías que al verme entrar, me rodearon y a los gritos, enojados y en chino trataban de comunicarse conmigo.
No había forma de entenderlos, pasaban los minutos y seguían gritando con más fuerza. A mi me temblaban las piernas, voy a serles sinceros. ¿Porque no habré aprendido mandarín? pensé.
Hasta que se me ocurrió decirles: Maradona!! Argentina!!! y por esas cosas del fútbol e ídolos planetarios, la “Mano de Dios” me abrió inesperadamente una puerta.
De pronto todo cambió, comenzaron a reir y, unos momentos después, me invitaron a tomar un té. Luego entró a la oficina el dueño del hotel. Y con su rudimentario inglés, hizo de intérprete y me explicó que estaba detenido por no tener el visado especial de entrada al Tibet en el pasaporte. Y habían decidido llevarme de retorno a Dege esa misma tarde en un jeep policial y no podía volver más por allí.
Por lo pronto, los uniformados me compensaron, dejándome el día libre para dar una vuelta por el poblado, hacer algunas fotos de rigor y comer algo.

Mesas de pool en la calles donde se reúnen, en su mayoría, tibetanos desocupados. Dege - Tibet
Retornar a Dege, como verán, no estaba en mis planes. Pero lo asumía como un avatar más de las incertidumbres de un viaje.
Y a pesar que la situación estaba complicada, no quería aún renunciar a entrar a Tibet por tierra. Algo en mi interior me decía que debía retornar.
Entonces opté por el plan B: a la mañana siguiente fui a ver a la prima de Losang, (el monje de Luhuo, ¿se acuerdan?).
En su casa, le conté lo que me ocurrió en Jamda y luego de escucharme atentamente me dijo: “Nosotros mañana partimos a Qamdo. Si quieres te llevamos”.
Estaba contento nuevamente. Parecía que esta vez lo iba a lograr…

Monjes tibetanos. Dege- Sichuan - China

El miércoles les relataré el final de toda esta historia que tendrá otro giro inesperado y será el definitivo. Muchas gracias por la paciencia y hasta pronto queridos lectores!!

viernes, 18 de febrero de 2011

Idas y venidas por los caminos del Tibet. La autorización del cónsul

Por ese camino no vas a tener ningún problema con la policía” me dijo claramente el cónsul de mi país en Beijing, China. Con estas palabras me transmitió seguridad y confianza y, de paso, me dio el visto bueno para que ingresara por tierra al Tibet, a través del camino oeste desde Chengdu, Sichuan.
Si llegas a tener algún inconveniente, ya sabes, me llamas a mi tel. personal” subrayó en un gesto protector el diplomático, antes de despedirse de mi, en el bar de un fastuoso hotel céntrico de la capital china, donde nos habíamos citado un rato antes.
Y yo le creí, claro. Era el cónsul!!!. A pesar que varios viajeros me habían dicho que no se podía entrar solo y la única manera era en grupo, por aire y con una visa especial.
De esa manera, unos días después me encontraba a las puertas de la meseta tibetana, en la provincia china de Sichuan sin notar ningún problema más allá de mi propio cansancio de interminables horas en tren y gente y más gente.

Losang y sus alumnos. Luhuo - China
No quiero mentirles. Pero parecía estar metido en un film bizarro y como protagonista un bus destartalado que nos llevaba por polvorientos caminos de nunca acabar. Y entre tantos y zigzagueantes caminos  y precipicios a través de los montes Hengduan, el bus paró, de repente, en la nada y subió un joven monje tibetano.
Se llamaba Losang y, de inmediato, nos hicimos tan compinches que cuando llegamos a Luhuo me invitó a pasar la noche en su casa: el monasterio Chori Theyhor.
Al otro día, recorrimos juntos la monumental edificación construída hacía cinco siglos. Losang era uno de los profesores. Y me hizo conocer las aulas donde alrededor de 100 entusiastas niños estudiaban y leían libros religiosos en voz alta. Luego me mostró orgulloso la imagen del Dalai Lama escondida detrás de un mueble. “Si me ven con ella, los chinos me meten en la cárcel” me señaló este joven tibetano. Antes de partir, me dio la dirección de su prima que vivía en Dege, mi proxima parada. “Por si tienes algún problema” me sugirió paternal.
Con los salvoconductos del cónsul y la pariente de Losang, arribé a Dege a media tarde convencido de lograr mis propósitos y me sentía inmune a todo. Por eso no me molestó que el pequeño y desolado pueblo fronterizo con Tibet no me ofreciera buenas sensaciones. Los locales de este pueblo me miraban mal, con recelo y cuando trataba de hablarles, literalmente huían. ¿Era un presagio de que algo andaba mal? Aún no lo sabía.


Monasterio de Dege - China (posee la única imprenta de textos budistas tibetanos)
Por lo pronto, no deseaba entretenerme mucho más tiempo por allí. Tenía malos presagios. No me gustan los pueblos fronterizos y sabía, además, que no había buses ni trenes ese día. Por lo que intenté buscar cualquier otro transporte para largarme pronto. Y conseguí un camión que partía al amanecer a Jamda, pueblo ubicado a unos 120 km. en territorio tibetano.
Con un grupo de nómades como compañeros, nos instalamos en la parte de atrás del camión sólo cubierto por una lona a punto de romperse. Afuera arreciaba un temporal de nieve y frío increíbles. La meseta tibetana es áspera en todos los sentidos hasta para el alma.
Y en un momento de este duro viaje, el camión paró en un abra a 4.500 metros de altura. No había forma de seguir. El camino estaba abarrotado de hielo. Fueron momentos de total incertidumbre hasta que vaya a saber como, en unas horas partimos nuevamente y arribamos a Jamda casi de noche.

Abra a 4.500 metros de alura. Abajo, serpenteante camino a Jamda - Tibet
 Allí me encontré por primera vez con la policía china. 
Les agradezco la atención a este relato, de corazón. Pero esta historia seguirá el lunes que viene. Les deseo un buen fin de semana y hasta pronto!!

miércoles, 16 de febrero de 2011

El fotógrafo de los errantes nómades

Quizás no sea un street photographer puro, ya que el fotógrafo de calle sale a caminar la ciudad sin ningún tema aparente, sólo la calle en sí misma.
Pero posee la fina sensibilidad, la ironía, el humor y la equilibrada composición de una buena instantánea de un street.
Karel Cudlín es un pariente cercano pero va más allá. Este fotógrafo documental checo, desde hace años, sale de su casa de Praga con algunos temas muy claros en la cabeza.
Cudlín está interesado en registrar los pasos de los errantes nómades de su tierra y los sigue por todos lados.
Considerado uno de los mejores representantes de la actual fotografía checa, Cudlín fotografía gitanos, comunidades judías (tanto en su Praga natal como en los países post comunistas e Israel) y otras minorías desplazadas.
Para mi – señala el checo – el nomadismo es algo muy positivo y una potencial estrategia de supervivencia. Mucha gente se equivoca al considerar a los nómades una forma obsoleta de la comunidad cultural y social. Por ese motivo los fotografío porque no merecen ser estigmatizados ni despreciados”.
Tengo en mis manos un pequeño libro antológico que muestra  sus mejores imágenes captadas en las últimas décadas del siglo pasado. Publicado originalmente en checo e inglés por la editorial checa FotoTorst; se lo puede encontrar actualmente en algunas librerías españolas, especializadas en fotografía como Kowasa en Barcelona.
Ahora me gustaría invitarlos a observar algunas imágenes de este hombre que llegó a ser el fotógrafo personal de Václau Havel, el primer presidente de la república Checa, luego del desmembramiento de la antigua Checoslovaquia.  Hasta pronto!!!



© Karel Cudlín. Milovice, Bohemia 1991
 
© Karel Cudlín. Ucrania 1999

© Karel Cudlín. Praga 1983

© Karel Cudlín. Praga 1997

© Karel Cudlín. Bulgaria 1983


lunes, 14 de febrero de 2011

Kerouac, Robert Frank y un blues en la soledad de un viaje

Al igual que Robert Frank (su temprana influencia), Marco Paoluzzo es suizo, fotógrafo y viajero.
Al igual que Jack Kerouac y tantos beatniks, hippies, aventureros, anónimos soñadores de rutas como la mítica 66, Marco Paoluzzo salió a recorrer esa carretera y tantas más de este a oeste por la geografía de Estados Unidos entre 1986 y 1994.
Y al igual que la melancólica melodía de un blues, Paoluzzo experimentó las alegrías y los sinsabores de un largo viaje que finalmente plasmó en un interesante y muy recomendable libro llamado justamente America Blues.
Este fotógrafo, que colabora con National Geographic, Geo o Altair entre otros,  señaló que con el poco dinero que tenía se compró un auto de segunda mano y “ salí a merced de las carreteras con el oeste en mi horizonte. Desde las grandes ciudades hasta los pequeños pueblos, el campo me recordó las películas americanas que había adorado siempre y que me había hecho soñar con la libertad y el espacio. El escenario era como yo había imaginado, pero pronto perdí ese sueño”.
Mientras viajaba, Paoluzzo comenzó a interesarse por otras cuestiones como por ejemplo: la soledad del individuo. “No descubrí nada en los Estados Unidos que no sea la insignificancia del ser humano cuando se pierde dentro de un universo desconocido y banal”.
En este sentido, quiero compartir con ustedes algunas imágenes de este libro que - en mi opinión personal - sirven de disparador, de alegorías sobre el verdadero papel que nos cabe en estas sociedades occidentales contemporáneas . Hasta pronto!!


Livermore (California) 1993



New York City, Liberty Island - 1993



Wall (South Dakota) 1993


Menphis (Tennessee) 1993

Virginia Beach (Virginia) 1994


viernes, 11 de febrero de 2011

La Habana de Rafa Badia

© Rafa Badia. La Habana - Cuba
No cabe duda que algunas ciudades tienen más encanto que otras. Más mística, más glamour. Quizás sea un amor prohibido, una ausencia, un café o, tal vez, la luz que corretea apresurada por sus calles lo que provoca ese especial magnetismo que no cesa de encantar a los nuevos visitantes.
Los viajeros y, especialmente los fotógrafos saben muy bien de lo que hablo y, por lo menos, la visitan (a la ciudad) aunque sea una vez en la vida.
Sin embargo, de tan fotografiadas que son en la actualidad, estas ciudades se convierten en un reto ya que no es fácil fotografiarlas con una mirada diferente entre tanto caos visual.
Una de las metrópolis que poseen ese legítimo encanto es La Habana. Y apenas la nombro, me vienen a la cabeza las instantáneas de Paul StrandDavid Allan HarveyAlex WebbErnesto Bazán por citar algunos grandes nombres de la fotografía que pasaron por allí a lo largo del siglo XX y el hoy.
Disculpen que me haya olvidado de tantos más, pero estoy convencido que con los que nombro ya me basta para encontrar otras miradas que agregan un plus a la imaginería visual de la capital de Cuba. Y no se repiten.

© Rafa Badia. La Habana - Cuba

Algo de todo este tema de "una mirada distinta", me pasó luego de observar accidentalmente algunas imágenes de La Havana,  en el ordenador del fotógrafo canario y poeta Rafa Badia,  en su casa.
Y me tomé el atrevimiento de pedirle permiso para mostrarlas en mi blog. A lo que él, aceptó sin poner ninguna objeción.
Rafa, aparte de ser un gran profesional (fue editor de la prestigiosa revista Altair) es una gran persona, generosa, de quien tengo el orgullo de tener como compañero en el colectivo de street photography "Calle 35" de reciente formación en Barcelona.
Y las imágenes que hizo en su viaje a La Habana en el 2000 son un gran ejercicio de cómo hacer buenas fotografías de viaje con mirada propia, agregando algo diferencial frente a la contaminación visual que tenemos sobre esta ciudad.





A continuación los dejo con otras imágenes de Rafa y espero que lo disfruten tanto como yo lo he hecho. Hasta pronto y buen fin de semana!!

© Rafa Badia. La Habana - Cuba

© Rafa Badia. La Habana vieja - Cuba

© Rafa Badia. La Habana - Cuba

© Rafa Badia. La Habana - Cuba


miércoles, 9 de febrero de 2011

El fotógrafo postmoderno

Así lo define el director de fotografía del Museo de Arte moderno francés, Quentin BajacMartin Parr en un libro publicado recientemente por La Fábrica, donde el fotógrafo se explaya por primera vez en el género del libro.
En un interesante y didáctico diálogo, el director francés deja claro que Parr tiene evidentemente una singular visión del mundo contemporáneo, “integrado en forma parcial” a la sociedad.
Parr – según Bajac – todavía se esfuerza en mantener una distancia crítica en el interior del sistema de los media. Puesto que los fotógrafos ya no tratan de cambiar el mundo. Todavía parece posible desarrollar una guerra de guerrillas en contra de la propaganda de las imágenes con la condición de luchar en igualdad de armas”. (pág. 13)
Uno al mirar sus imágenes,  parece estar frente a un guerrillero de la clase media burguesa. Y en este sentido, el fotógrafo británico genera debates, controversias pero jamás indiferencia.
Parr,  durante la entrevista,  describe que desde un principio toma grandes riesgos profesionales ya que la mayoría de los fotógrafos documentalistas de su época se centran en los márgenes de la sociedad. Y él se basa en las clases medias, el ocio, las prácticas consumistas de masa y en los objetos de consumo. Lugar al que él mismo pertenecía.


New Brighton - Inglaterra, 1983 - 1985. De: Last Resort

En el libro hay un montón de “perlitas” que valen la pena mencionar en este post. Y, de alguna manera, el texto puede verse como un ejemplo educativo de cómo sobrevivir y hacerse un camino en el siempre dificil mundo de la fotografía. Creo que allí está la clave de este libro.
Martín Parr comenta que, en los sesenta del siglo pasado, en Inglaterra no habían verdaderas escuelas de fotografía y era muy difícil encontrar referencias de fotógrafos documentales. Pero apareció en sus manos la revista "Creative Camera" que le cambió la vida. Allí descubrió a Garry WinograndLee Friedlander.
Luego le influyó notablemente William Eggleston. “Pero la primera persona que realmente me hizo cambiar el chip fue Joel Meyerowitz. (pàg. 48)
Recuerdo que a Creative Camera no le era fácil publicar en color porque había una actitud muy contraria a ello”. (pág. 48)
 Y al Parr de esa época como a tantos otros, hacer imágenes en blanco y negro era sinónimo de ser un fotógrafo “serio” .(pág. 42).

New Brighton, Inglaterra, 1983 - 1985. De: The Last Resort
 El actual miemnbro de Magnum cuenta que la primer muestra de fotografía en color de un fotógrafo contemporáneo británico en una galería la realizó Peter Mitchell en 1979.
Y desde allí comienza a pensar seriamente en dejar el blanco y negro.
Pensaba que las imágenes en color transmitían más información, eran más vistosas. Me gustaban más, sin más. Creo que el cambio al color fue inevitable. Tuvo lugar en 1982, cuando compré una Plaubel gran angular” (pág. 47)
Luego vino su viaje al Festival de Arlés en 1986 y su primer trabajo en color, Last Resort,  lo consagró definitivamente. Allí se produjo un hito en la historia de la fotografía documentalista en color.
De repente supe que así podría ganarme la vida, viajando fuera de Inglaterra. (pág. 48)
En Francia me conocen más que en Inglaterra…se debe en gran parte al hecho de que la fotografía es una actividad mucho más importante, más cultural, en Francia que en nuestro país” señala Martín Parr (pág. 48).

 Hollywood  - Los Angeles - EEUU. 2000
Y para terminar les cuento la última perlita. Ya que deseo dejar el resto del libro para que los descubran vosotros ya que vale la pena darse una vuelta por sus páginas y, además, tiene un precio accesible. Muy recomendable.
Esa perlita tiene que ver con la pregunta si la gente fotografiada es consciente de su presencia.
A lo que Parr responde que “en ese momento (Last Resort) utilizaba una cámara grande con flash y yo me colocaba muy cerca de la gente y les hablaba. La gente de Liverpool es muy simpática (él vivía allí). Algunas veces surgía algún problema, pero es algo que se termina olvidando. La mayor parte del tiempo mantenía charlas agradables con la gente, otras veces, no. En esos casos hacía mis fotos y me iba, sin más. El único momento que preparo fotografías es en los retratos y en los reportajes de moda” (pág 53)


Hasta pronto!!

lunes, 7 de febrero de 2011

Nadie acabará con los libros (y con la fotografía tampoco)


André´Kertész- El puente de las artes - París 1963

La íntima conversación que se establece entre el libro y la fotografía es como la relación entre dos hermanos que han crecido juntos con una gran pasión y respeto.
Y a título personal, a pesar de los cambios tecnológicos y los nuevos soportes informáticos, no hay nada más hermoso que leer o mirar ( en mi caso) un buen libro de fotografía sentado en el sofá de tu casa.
Son placeres que ninguna virtualidad puede reemplazar. A lo sumo, lo pueden complementar
Algo de todo ello, aparece en un diálogo muy intenso que entablaron Umberto EcoJean- Claude Carrière, en un libro publicado por Lumen el año pasado y que se titula justamente: Nadie acabará con los libros.
Un gran acierto de la publicación fue incluir al inicio de cada capítulo, algunas imágenes del fotógrafo húngaro André Kertész perteneciente a su ensayo fotográfico "El íntimo placer de leer"; exposición que se hizo en Barcelona en el 2008.


Recuerdo que durante esa exposición. en los pasillos del Espai Cultural de Obra Social Caja Madrid, las fotografías de Kertész fueron dispuestas en pupitres inclinados. Como si fuéramos (los visitantes) a leer un libro. “Entre la lectura y la fotografía hay mucho en común - decían los organizadores -  hasta en la forma de inclinarse”.

André Kertész - Nueva York - 1944
De esa manera junto con las imágenes del magiar, me introduje con curiosidad por las vibrantes páginas de este libro que recomiendo leer porque es didáctico, de fácil lectura y con un montón de referencias a grandes libros y reflexiones muy lúdicas.
Y quien mejor que estos dos intelectuales que se definen, a sí mismos,  como empedernidos bibliófilos.
Como me pasó con Rayuela de Julio Cortázar, en este libro se puede entrar por cualquier capítulo y no perder el hilo de la cuestión. El diálogo de estos eruditos permite a los lectores ir para atrás y para adelante como si se tratara de un frenético paseo por el pasado, el presente y el futuro de la lectura.

André Kertész - Biblioteca - París

Resulta erróneo imaginar – señala Carriére –  un continente africano sin libros, como si los libros hubieran sido el signo distintivo de nuestra civilización. La biblioteca de Tombuctú (o Timbuctú) se fue enriqueciendo en el curso de su historia con las obras que los estudiosos que, desde la Edad Media, iban a ver a los sabios negros de Mali. Y portaban libros consigo como moneda de cambio y los dejaban allí”. (pág 108)
En otro apartado, Eco señala que el libro perdurará con las nuevas tecnologías. “Con Internet hemos vuelto a la era alfabética. Si alguna vez pensamos que habíamos entrado en la civilización de las imágenes, pues bien, el ordenador nos ha vuelto a introducir en la Galaxia Gutemberg y todos se ven obligados a leer”.

Pero por otra parte, el semiólogo italiano crítica la “aceleración” de las nuevas tecnologías que “contribuye a borrar la memoria”.
Aún podemos leer un texto impreso hace seis siglos – señala Carrière - Pero ya no podemos ver una cinta de vídeo o un CD – ROM de hace apenas unos años. A menos que conservemos nuestros ordenadores en el trastero”. (pág 30)
En este sentido, el dramaturgo francés que (colaboró, con Luis Buñuel ) aporta una lúcida idea de lo que está pasando en la actualidad:
 “Estamos situados en la movilidad, en la mutabilidad, en la renovabilidad, en lo efímero, en una época en que vivimos siempre más…..Estamos condenados a ser eternos estudiantes” (pág. 60) debido al constante y heterogéneo flujo de información que brinda la Web.
La verdad es que no tiene desperdicios este simpático libro ni las fotografías de Kertész.
 Y para terminar quiero citar una frase de Hermann Hesse ( de los años treinta del siglo pasado) encontrada en sus páginas que ilustra y predice un poco el futuro del libro:

André Kertész - Hungría - 1915


Cuanto más satisfagan con el tiempo ciertas necesidades populares de entretenimiento y enseñanza a través de otros inventos, más recuperará el libro su dignidad y autoridad…No hemos alcanzado todavía el punto en el que los nuevos inventos rivales, como la radio, el cine, etc,  descarguen al libro de esa parte de sus funciones que merecen la pena”.


Hasta pronto!!

viernes, 4 de febrero de 2011

Espejismos de Rajastán. La ciudad de James Bond


Udaipur, desde el Lake Palace - India

En India, la gente siempre te pregunta sin miramientos tanto en la calle, en un tren o en un bus como te llamas, adonde vives, cuantos hijos tienes.
Pero en mi largo viaje por ese inmenso país, todo ello me agobia tanto que, en ciertas ocasiones, respondo con tono bromista: “Me llamo Bond….James Bond” parafraseando la famosa muletilla del mítico espía británico.
Y por esos vericuetos de una travesía, un día llego a Udaipur, la ciudad india del 007.
¿Cómo se explica ello? Bueno…vayamos por parte… empecemos por un principio…
Udaipur posee una rara mezcla de tranquilidad, misticismo, turismo estereotipado, hoteles de ensueño y por sobre todas las cosas, accesible para un viajero gasolero como yo que te sorprende.
Por estos motivos, en Udaipur el problema es elegir.
Recorro los palacios hoteleros de la orilla del Lago Pichola sin saber con cuál quedarme. Son todos hermosos y con precios excesivamente bajos. No lo puedo creer!
Decenas de jóvenes guías te llevan a conocer cada uno de estas mansiones hoteleras a cambio de unas rupias, y de eso viven, claro. Vagan por las calles ofreciéndote tours, fiestas y hasta drogas en un ambiente de ensueños diferente de las anárquicas arterias de Jaipur o de Jodhpur, las grandes ciudades de Rajastán.
Por primera vez en mucho tiempo puedo bañarme con agua caliente y descansar en camas con almohadones. Y tengo silencio; que sólo es interrumpido por las campanas de cristal de la entrada a mi pequeño pero voluptuoso hotel a orillas del lago.

Durante la tarde, tomo una lancha que me lleva al hotel – isla ubicado en medio del lago: el Lake Palace que alguna vez fue habitado por príncipes, sultanes y maharajás.
Es uno de los hoteles más fastuosos del mundo y las vibraciones que siento al recorrerlo me transportan a las escenas románticas de la película Octopussy filmadas allí en 1983 y protagonizadas por Roger Moore, el Bond de entonces.
Hoy, esos espejismos épicos corretean por las habitaciones pero necesito unos 1.500 dólares para alojarme una noche allí.
Desde esas habitaciones observo la ciudad. Palacios devenidos en hotel, templos y jardines que parecen extraídos de un cuento de hadas. La leyenda dice que a mediados del siglo XVI, el Maharajá Udai Singh se encontró con un sacerdote meditando a orillas del lago. El religioso lo bendijo y le aconsejó la construcción de un palacio en aquel sitio rodeado de valles fértiles. Esa mansión es el lujoso Fateh Prakash donde perdura un museo de cristales con vajillas antiguas traídas de Europa a fines del siglo XIX.
Todo es tranquilo y ensoñador. A eso de las ocho de la noche subo con desgano siete pisos de escaleras. Van a pasar el film de Bond en video. Y estoy ansioso. “Hace años que es parte del show” me dice el dueño. Pero me quedo con las ganas de verlo: “hoy no la pasamos porque la gente que va a consumir no es suficiente”.
Me quedo tres días allí. Y todavía es difícil olvidar los atardeceres vistos desde aquellos balcones con pilares esculpidos por artesanos del Renacimiento.

Lago Pichola - Udaipur - India
 Hasta pronto!


miércoles, 2 de febrero de 2011

Espejismos de Rajastán. La ciudad dorada del desierto

Son las cinco de la mañana, hace un frío inhumano y parece que tengo en mi cuerpo todo la arena del desierto. El tren llega a duras penas a Jaisalmer, una ciudad embutida al fondo del Thar, desierto sin horizonte que se funde en la frontera pakistaní.
En medio de la estación, una muchedumbre de seres envueltos de pies a cabeza rompe en feroz carrera enarbolando folletos y tarjetas. “Los mejores Camel Safaris a los precios más bajos”, grita uno. “Baño privado y agua caliente”, alardean todos.
Al final, escapo a la terraza de un hotel económico ubicado en las afueras y fotografío un alucinante amanecer que revela el alma de Jaisalmer: una imponente fortaleza construida en el 800 DC por los mercaderes que dominaban la ruta de la seda. La dramática estructura que inspiró al gran cineasta indio Satyajit Ray para su película  "Fortaleza de Oro", estaba frente a mis ojos.

Fortaleza de Jaisalmer - India

Después de un pequeño descanso, me encamino a las entrañas de este laberinto amurallado. El estrecho camino de callejuelas zigzaguea hacia lo alto del Monte Trikura.

Dentro de la fortaleza - Jaisalmer - India
  
Rajastán es leyenda porque por aquí pasó el gran conquistador Alejandro Magno y por el brillante período musulmán que dejó esta impresionante arquitectura.
Los rayos del sol se cuelan por los callejones y la piedra caliza amarillenta destella polvo dorado, luces color miel. Sin ninguna duda es la ciudad dorada del desierto y así se vende en todas las agencias turísticas.
Y entre tanto polvo y arena, surge un hombre robusto y alto (algo no muy común por allí) que me llama por gestos. “Juglish Bisha para servirle”. Amable, este local me cuenta que pertenece a la casta de los brahmanes y es el actual cónsul de la fortaleza.
Me señala que es un cargo honorífico y lo heredó de su padre. “Antes que Gandhi prohibiera las castas, mi familia era rica y privilegiada. Ahora somos pobres y trabajo de guía turístico…Soy el mejor!” se ufana orgulloso. 
  
 
El cónsul de Jaisalmer - India



Jadlish habla sin parar. “Me gustaría que vengas a conocer mi casa que es muy antigua y te tomas un buen té indio” señala.
Acepto. Pero le aclaro que no tengo dinero para ningún tipo de turismo. “No hay problemas, amigo argentino”.



Luego de la reparadora infusión sigo caminando sin rumbo por la fortaleza y de pronto una música resuena etérea desde el umbral. Ante mi, se despliega el más estravagante "haveli" que he visto. Se llama Parwon Ki, una  residencia fastuosa (ahora, un hospedaje de lujo) edificada a principios del siglo XIX.

Parwon Ki - Jaisalmer - India

Lo que escuchas son poemas persas de amor musicalizados” me comenta el portero de este lugar sólo accesible para turistas con dinero.
De regreso a mi humilde hotel, me ataja el dueño, de unos 30 años, con mirada ambiciosa,  llamado Raji. Parece que en India todos se llaman Gazy o Raji.
Me invita a conocer al día siguiente la colina de los "cenotafios", lugar donde están todas las tumbas de los maharajás de Jaisalmer.
De pronto entra en confianza y me dice: “El safari que ofrece el hotel es muy bueno, debería tomar uno”.
Le cuento que estoy seco que sólo tengo para viajar y el hombre me responde como el cónsul: " no hay problemas, amigo".
Pero en este caso, me propone un negocio que me puede beneficiar. 
El procedimiento es sencillo. “Tienes que ir a la estación bien temprano y como sos occidental, los turistas te van a hacer más caso a ti que a nosotros. Los convences y los traes al hotel. Del resto nos ocupamos nosotros”.
De esa manera, unos días después viajo junto a un grupo de occidentales felices como yo por el Thar. Allí tomo dimensión de este peculiar desierto subido en unos camellos durante tres días y el recuerdo de lo vivido junto a los locales es algo que no olvidaré jamás.
 

Desierto de Thar - India

Hasta pronto!!