Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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lunes, 25 de junio de 2012

Un film street: El rayo verde


Del sol quedaba un último, frágil anaranjado. Lo vimos desaparecer detrás del perfecto borde del mar, envuelto en el halo que aún duraría algunos minutos. Y entonces surgió el rayo verde, no era un rayo sino un fulgor, una chispa instantánea en un punto como de fusión alquímica, de solución heracliteana de elementos. Era una chispa intensamente verde, era un rayo verde aunque no fuera un rayo, era el rayo verde. 
Julio Cortázar
(A veces una imagen habla por mil palabras. Pero creo que este texto habla por mil imágenes) 



La filmografía de Éric Rohmer   (y junto a él, directores de fotografía como Néstor Almendros)   tiene muchas características compositivas y de narración que lo asocian al universo de la street photography.
Un claro ejemplo de ello y que fue el film más arriesgado de Rohmer es Le Rayon Vert (1986). Allí el director francés y representante genuino de la nouvelle vague francesa,  parte de un guión sin diálogos donde los actores van improvisando sobre la marcha.





Y no sólo se emparenta con el mundo street en lo que se refiere a la fotografía, sino al anárquico discurso narrativo en general, a la aparente improvisación de escenas y personajes y  a la sensación de discurrir por cualquier lugar en cualquier momento sin una mínima organización previa.
Rohmer hace arte de lo trivial. Le interesan las conversaciones vulgares y la directora de fotografía, Sophie Maintigneux  pone énfasis en mover la cámara de una manera fortuita sobre cualquier personaje en las escenas del film y logra con este efecto, cierta naturalidad, espontaneidad y  en ese sentido se emparenta con lo street .


Escena del film

A pesar que el film ha levantado bastante polvareda y ha sido retratada como una película tediosa sin fundamentos, desde mi punto de vista tiene un valor documental muy importante porque Rohmer logra hacer arte en la trivialidad urbana y trasciende así, su personal visión de la naturaleza humana y la soledad.
“ Es una película para la cual no he escrito nada. – señala Rohmer al diario Libération en 1986 – El estímulo vino de algo que había leído en un correo del corazón. Una mujer decía que se encontraba guapa pero que los hombres no la miraban. Luego en Biarritz tomé consciencia del anonimato de la muchedumbre y me llamó la atención la cantidad de mujeres solas…”


Hasta el miércoles!!

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