Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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viernes, 17 de octubre de 2014

La pura emoción


La fotografía de calle es pura emoción. Y también es la forma más pura de hacer fotografía. Ya que el único tema del fotógrafo es la calle en sí misma y cada imagen responde a esa incertidumbre del momento llevado por el disfrute de encontrarte con una imagen deseada y, en definitiva, con la esencia fotográfica.
 Yo siempre digo que es como la filosofía. La práctica de la fotografía de calle construye la base de la fotografía documental: el saber estar en la calle, el estar atento ante cualquier situación, el tener todo preparado en la cámara para captar bien la fotografía, el ser discreto; de todo ello me nutro como un fotógrafo urbano.
En mi línea personal, a mi me gusta transformar cualquier escena cotidiana en algo surreal, en algo extraordinario. Quizás mucha culpa de todo ello tuvo,  el  haber descubierto el trabajo de Ernst Haas, o Saúl Leiter.

© Saul Leiter

© Ernst Haas


Y más cercano en el tiempo, por ejemplo,  los coloristas de Magnum como Gueorgui Pinkhassov, Harry Gruyaert o Alex Webb.

© Harry Gruyaert

© Alex Webb


Esta línea o escuela  fotográfica fue dejando, con el tiempo una huella visual subliminal en mi propio desarrollo en la fotografía de calle.

Bilbao

Me estimularon tanto a explorar otro tipo de composiciones, a sentirme más a gusto con el uso del color y a sugerir  más que denotar que su influencia fue útil en mi trabajo. Pero principalmente me transmitieron la emoción por realizar una fotografía bien hecha y lo difícil que es lograrlo, y lo complicado que es transmitirlo.

Girona

  
Apelando a esa emoción con mayúsculas, fui armando un proyecto, aún en curso, llamado Colores Humanos en donde deseo reflejar toda esa conmoción visual que me provoca captar la vitalidad urbana en cualquier espacio público que recorra, apelando a perspectivas diferentes, a los claroscuros, a las enigmáticas sombras, a los reflejos inverosímiles, carteles, bodegones encontrados. Todo ello se descubre en compañía de la luz, el gran protagonista.

Sevilla

Por eso, cuando imparto un taller de fotografía de calle trato de transmitir todo ese sentimiento a los participantes y el que me transmitieron los maestros. Y no sólo para poder compartirlos, sino también para ejercitar la autocrítica, valorar la edición entre todos de una manera horizontal y constructiva y revalorizar aspectos intrínsecos de esta práctica fotográfica.
Todo ello suma, te otorga un plus cualitativo y así afrontar con emoción ese auténtico manantial de posibilidades visuales que se abre al  fotógrafo atento al devenir de las calles.





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