Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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miércoles, 24 de mayo de 2017

El silencio del color

Hace unos años, en su libro The Eloquence of Color, la prestigiosa filósofa  Jacqueline Lichtenstein evocó el silencio que llega a provocar el color y ello es señal de su poder y de su autonomía.
Esa afirmación tan poética y llena de suspicacias de Lichtenstein me hizo recordar que, en las artes,  la discusión entre línea y color es antigua. Desde la época de los griegos, toda la disonancia que había entre ellos comenzó a ser sumamente interesante de desentrañar para pensadores y artistas. Muchos consideraron al color como una forma de corrupción del arte: superficial, no esencial, considerándolo "propiedad de algo". 
La evolución de la fotografía corrobora esta afirmación. La fotografía a color nunca fue tomada en serio por el documentalismo o el fotoperiodismo hasta hace pocas décadas atrás. (On the line: The New Color Photojournalism)


 (c) Cristobal Hara. Cuenca 1989

Hace poco, Ediciones Anómalas en la presentación web de Los Rojos de Cristobal Hara comentó que “la genealogía de este cuaderno está clara. La consideración del color como elemento  pictórico autónomo es una clave del arte moderno….en el programa inicial de la Bauhaus, el color era materia de estudio….” y me acordé nuevamente de Josef Albers y de su Interacción del color y de su relatividad.


(c) Cristobal Hara

Hay que aprender que un mismo color evoca innumerables lecturas” señala Albers. “Y la experiencia enseña que en la percepción visual se da una discrepancia entre el hecho físico y el efecto psíquico y, "el ver" va asociado a la fantasía, a la imaginación”.


(c) David Horton

Si decimos <rojo> (el nombre de un color) y hay 50 personas escuchándonos, cabe esperar que hay 50 rojos en sus mentes. Y podemos estar seguros de que todos esos rojos serán muy diferentes”.


(c) Fred Herzog. Vancouver 1960

Incluso si especificamos un color determinado que todos nuestros oyentes hayan visto innumerables veces, como el rojo de los anuncios de Coca – Cola que es el mismo en todo el país, seguirán pensando en muchos rojos diferentes" .

Gracias a Albers entendí que el color no tiene reglas tan precisas como las líneas. Solo hay que dejarse llevar por su impacto, por su relatividad y, especialmente por su silencio.

 Hasta pronto! 



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lunes, 22 de mayo de 2017

Mujeres y espacio público


Desde la época que conformábamos Calle 35, me preguntaba porque había tan pocas fotógrafas urbanas. Sin embargo, con el fulminante auge mundial de la fotografía de calle de los últimos años, todo ha cambiado.  
Prueba de ello, en mis talleres de fotografía participan cada vez más muchas entusiastas y por cierto, muy buenas fotógrafas de calle. Y muchas me han acompañado a espacios públicos difíciles para mujeres como es Marrakech en donde han sufrido amenazas y malos tratos verbales.

Sin título
Marrakech 2014 (c) Marcelo Caballero


Yo siempre asocié la fotografía de calle con el deambular. Y reivindico el caminar (con una cámara) como una acción no sólo estética, también social y política. Y en ese caminar me encuentro con la figura literaria del “flâneur” , término francés  que significa “paseante” o “callejero” y está asociado a un hombre que vaga por las calles sin objetivo,  con la sola idea de observar lo que pasa en la calle. Una flâneur “ callejera” no está asociada comúnmente con esa idea romántica nacida de la pluma de Baudelaire.  Lo mismo ocurre cuando decimos “hombre público” que no es lo mismo que “mujer pública”.



Barcelona (c) Xavier Miserachs

De todo ello y de muchas cosas más trata Rebecca Solnit en su libro Wanderlust. Una historia del caminar. Un libro que reflexiona sobre la presencia femenina en la calle contemporánea.

El caminar femenino, suele ser, por cierto, entendido como una exhibición o un espectáculo más que como un traslado de un lugar a otro, y ello porque se supone que las mujeres caminan no para ver, sino para ser vistas, no para su propia experiencia, sino para un público masculino” señala la escritora americana.



(c) Garry Winogrand

El tiempo libre tiene muchas variables, pero la mayor parte de los lugares públicos no han sido acogedores ni seguros para las mujeres la mayor parte del tiempo. Las medidas legales, los valores tradicionales suscritos tanto por hombres como mujeres y la amenaza implícita del acoso sexual y la violación misma han limitado la posibilidad de las mujeres de caminar por donde y cuando quieranseñala Solnit en el libro.



(c) Txema Salvans

Las ropas y las limitaciones corporales de las mujeres – tacones altos, zapatos apretados o frágiles, corsés y fajas, faldas estrechas, tejidos débiles, velos que oscurecen la visión – son elementos de los valores tradicionales que han perjudicado a las mujeres de manera tan efectiva como las leyes y los miedos”.

Hasta pronto!



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Mujeres y espacio público


Desde la época que conformábamos Calle 35, me preguntaba porque había tan pocas fotógrafas urbanas. Sin embargo, con el fulminante auge mundial de la fotografía de calle de los últimos años, todo ha cambiado.  
Prueba de ello, en mis talleres de fotografía participan cada vez más muchas entusiastas y por cierto, muy buenas fotógrafas de calle. Y muchas me han acompañado a espacios públicos difíciles para mujeres como es Marrakech en donde han sufrido amenazas y malos tratos verbales.

Sin título
Marrakech 2014 (c) Marcelo Caballero


Yo siempre asocié la fotografía de calle con el deambular. Y reivindico el caminar (con una cámara) como una acción no sólo estética, también social y política. Y en ese caminar me encuentro con la figura literaria del “flâneur” , término francés  que significa “paseante” o “callejero” y está asociado a un hombre que vaga por las calles sin objetivo,  con la sola idea de observar lo que pasa en la calle. Una flâneur “ callejera” no está asociada comúnmente con esa idea romántica nacida de la pluma de Baudelaire.  Lo mismo ocurre cuando decimos “hombre público” que no es lo mismo que “mujer pública”.



Barcelona (c) Xavier Miserachs

De todo ello y de muchas cosas más trata Rebecca Solnit en su libro Wanderlust. Una historia del caminar. Un libro que reflexiona sobre la presencia femenina en la calle contemporánea.

El caminar femenino, suele ser, por cierto, entendido como una exhibición o un espectáculo más que como un traslado de un lugar a otro, y ello porque se supone que las mujeres caminan no para ver, sino para ser vistas, no para su propia experiencia, sino para un público masculino” señala la escritora americana.



(c) Garry Winogrand

El tiempo libre tiene muchas variables, pero la mayor parte de los lugares públicos no han sido acogedores ni seguros para las mujeres la mayor parte del tiempo. Las medidas legales, los valores tradicionales suscritos tanto por hombres como mujeres y la amenaza implícita del acoso sexual y la violación misma han limitado la posibilidad de las mujeres de caminar por donde y cuando quieranseñala Solnit en el libro.



(c) Txema Salvans

Las ropas y las limitaciones corporales de las mujeres – tacones altos, zapatos apretados o frágiles, corsés y fajas, faldas estrechas, tejidos débiles, velos que oscurecen la visión – son elementos de los valores tradicionales que han perjudicado a las mujeres de manera tan efectiva como las leyes y los miedos”.

Hasta pronto!



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miércoles, 17 de mayo de 2017

Fotos graciosas


Siempre me ha llamado la atención esos fotógrafos que tienen “un sexto sentido” para encontrar escenas divertidas o situaciones ridículas en la calle. De verdad lo digo, no son fáciles de captarlas con la cámara y que además tengan un buen criterio compositivo.
Ojos entrenados como los de Elliot Erwitt y,  especialmente  los de Richard Kalvar han ayudado, en cierta medida, con talento y creatividad,  a desarrollar una escuela de todo ello y crearon una tendencia importante  en la fotografía de calle contemporánea.


(c) Elliot Erwitt


El problema que conlleva este tipo de fotografía (muy practicada en el mundo anglosajón) es que el límite entre la fotografía creativamente divertida y “la fotografía graciosa” es bastante ambiguo y depende del contexto donde se exhiban. En la actualidad, muchas de esas “fotos graciosas" se difunden por las redes sociales, en donde envejecen rápido por saturación y por utilizar los mismo clichés una y otra vez. Eso hace que al principio te haga gracia y luego te olvidas tan rápido como tu sonrisa.

Una foto icónica de este movimiento es la que hizo Kalvar en Nueva York en 1969. Sin embargo la explicación que hace el fotógrafo americano de esta foto es la mejor definición de “las fotos graciosas”.


(c) Richard Kalvar. Nueva York 1969


Si hubiera querido una graciosa fotografía de gente mirando a través de un escaparate, el fotograma 27A hubiera sido el correcto” señala Kalvar en el libro Magnum. Hojas de contactos (Editorial Blume, 2017).


página 196. Magnum. Hojas de contacto.


Pero lo que siempre me ha entusiasmado de la fotografía es que te permite salir de la realidad 'real' y entrar en el mundo de los sueños congelados, más allá de lo vulgar. Lo simplemente divertido es una tentación en la que intento no caer nunca” sentencia Kalvar.





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miércoles, 10 de mayo de 2017

La belleza de la banalidad


En el post publicado el pasado lunes , hablaba de la inspiración que grandes fotógrafos coloristas de los años ’50 como Ernst Haas, Saúl Leiter y otros, encontraron en el expresionismo abstracto. Y, de alguna manera, los polisémicos cromatismos de sus imágenes transformaron la cotidianeidad en escenas extraordinarias. Allí gestaron “una pequeña revolución” y crearon una tendencia muy fuerte, hasta el día de hoy, en la fotografía de calle contemporánea.


(c) Saúl Leiter

 De la misma manera, la generación de fotógrafos a color de los años ’’70,  liderados por la American New Color y principalmente por Harry Gruyaert,  sintieron una gran curiosidad por la estética que les brindaba el arte pop. De este modo, reaccionaron contra el lenguaje del expresionismo abstracto. “Otra pequeña revolución” con una fuerte tendencia en la actualidad.


(c) William Eggleston. 1971

“Descubrir el arte pop fue muy importante para mi. Era completamente nuevo, y me hizo mirar a la banalidad de una manera diferente, no diciendo <esto es de mal gusto>; pero, que hacer con ello,  aceptarlo y mirarlo con un sentido del humor” señala Gruyaert  en una nota publicada ayer por The Guardian.


(c) Harry Gruyaert

Hay algunas citas de Gruyaert en esta nota que no tienen desperdicios. En una, Gruyaert  “ataca”, por decirlo de alguna manera, a la larga tradición humanista francesa (Cartier Bresson y compañia) donde la gente es más importante que el entorno (también con una fuerte tendencia en la actualidad) para poder crear otro discurso visual con sus fotografías.


(c) Harry Gruyaert

 “La admiré, pero nunca estuve vinculado a ella”- señala el fotógrafo belga. "Yo estaba mucho más interesado en todos los elementos del entorno: la decoración, la luz, los coches. Los detalles son tan importantes como los seres humanos. Esa es una actitud totalmente diferente”.


(c) Harry Gruyaert


Hasta pronto!



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lunes, 8 de mayo de 2017

Cuando el color anticipa una gran película

La pintura expresionista abstracta estimuló a muchos fotógrafos durante la década del ’50 del siglo pasado a explorar la cotidianeidad urbana y transformarlas, gracias al buen uso del color,   en polisémicas confusiones cromáticas que incentivaba de buen grado, la inmersión del imaginario en la realidad.
Ejemplo de ello, son muchas de las escenas extraordinarias que lograban fotógrafos como Ernst Haas, Saul Leiter, Peter Cornelius o Fred Herzog.

(c) Erwin Fieger. Londres

En este selecto grupo de pioneros de la fotografía a color expresionista debemos incluir por méritos propios a  Erwin Fieger quien estaba explorando las posibilidades de la película diapositiva Agfa y había hecho un gran trabajo en las calles en Londres a principios de la década del ’60.





Ese trabajo fue publicado en London: City of any Dream(1962)


(c) Erwin Fieger. Londres

Tanto la portada como varias imágenes expresionistas de Fieger que aparecen en ese gran libro (actualmente muy difícil de conseguir) resultaron muy cautivadores para el director de cine Michelángelo Antonioni que estaba experimentando con el color en sus nuevas películas.


Fotograma del film Blow Up
Antonioni utilizó la estética y la textura cromática de Fieger para cristalizar ciertas atmósferas de las calles londinenses en Blow Up (1966).
Hasta pronto!




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viernes, 5 de mayo de 2017

Ahí está tu frase


Jeff Jacobson en una nota para ICP comentó que en el útlimo taller que impartió Charles Harbutt en Tennessee le dijo a un alumno que la fotografía es como una oración “debe tener un sustantivo, un verbo y una frase preposicional”. Parece que el estudiante le replicó soberbio: “¿y si tengo algo más que decir?”. Harbutt sin titubear le respondió: “ahí está tu frase”. Y estaba hablando de hacer fotografías no de describirlas con palabras.


@Charles Harbutt

“Esa frase” de la que habla Harbutt es lo diferencial que cada uno de nosotros debe buscar en la fotografía. No alcanza con enhebrar un gran texto para apoyar un proyecto fotográfico. El autor necesita mostrar su voz, su narrativa visual, “su frase”.
En otro orden de cosas,  lo que quiere decir Harbutt es que “esa frase” es lo que distingue de un escritor (o fotógrafo) a alguien (entusiasta de la fotografía) que escribe perfectamente una oración.


(c) Charles Harbutt

En ese sentido, aunque muchos aspiramos a ser escritores, no todos podemos serlo con sólo hacer unas cuantas fotografías y publicarlas en Instagram o en Facebook. Hace falta encontrar “la frase”. Y allí está la gran diferencia entre un escritor y saber escribir.
No me vale sólo una foto bonita (tengo muchas), me vale transmitir “esa frase”, encontrar algo que decir con tus fotografías que vaya más allá de un “me gusta” en FB. Perdón, estoy hablando en voz alta… “esa frase” me da la sensación que está reservada para pocos en este gran mercadeo visual que estamos insertos hoy en día.

Buen fin de semana!




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